30 de junio de 2020

VIDA EN CUARENTENA

                                       
         Muchas son las personas que se preguntan: ¿Cómo mantengo mi seguridad? ¿Cuándo termina esta cuarentena y, qué sentido tiene para mí? Algunos  biólogos e historiadores creen que la vida científicamente no tiene un sentido, pues es el resultado de procesos ciegos de la evolución, o del azar y la necesidad. Max Plank no sostiene lo mismo. La psicología sostiene que encontrar sentido en la experiencia individual puede producir efectos positivos de vida o muerte.

Esto fue lo que descubrió el Dr. Viktor E. Frankl observando la vida en los campos de concentración nazis. En medio del horror pudo descubrir, que la búsqueda del sentido de la vida es lo que da valor a la humanidad. En su obra “El hombre en busca de sentido” dice: “El prisionero que perdía la fe en el futuro —en su futuro— estaba condenado. Con la pérdida de fe en el futuro perdía, asimismo, su sostén espiritual; se abandonaba y decaía y se convertía  en un sujeto del aniquilamiento físico y mental” (Editorial Herder, Barcelona, p.76). El sentido de la vida no se halla en la materia inerte o en procesos biológicos, sino en algo intangible que es el sostén espiritual del ser. Marx Plank, autor de la teoría cuántica,  (Premio Nobel 1914) dijo que el universo no semejaba una máquina, sino a una mente que era la matriz de todas las cosas. Una mente no es una máquina de azar sino una estructura fluida  capaz de dar coherencia, unidad y coordinación.

El Dr. Frankl presenta casos que demuestran el nexo entre la pérdida de fe en el futuro y la consecuencia final. Menciona el caso  “F”,  el jefe de su barracón, conocido músico y libretista, quien un día le confió un sueño extraño. Una voz le dijo que pidiera lo que quisiera saber y todas sus preguntas tendrían respuesta Su pregunta fue: ¿Cuándo terminaría la guerra? Pero reiteró: “¡Para mí!” O sea quería saber cuándo serían liberados y se terminarían sus sufrimientos. El sueño lo tuvo en febrero de 1945, y se lo contó a principios de marzo, el Dr. Frankl le preguntó qué respuesta le dio la voz.  “F” le dijo: “El treinta de marzo”. Cuando tuvo el sueño estaba rebosante de esperanza, convencido de que su sueño no se equivocaba. El 29 de marzo, las noticias que llegaban del fin de la guerra no eran alentadoras, a la noche  cayó enfermo con una fiebre muy alta, al día siguiente, el 30, cayó en un estado de delirio, perdió la conciencia, y el día 31 falleció. La apariencia fue que murió de tifus.

El Dr. Frankl explica la relación que existe entre el ánimo de una persona  y sus valores y esperanzas o, cómo la falta de ambos repercute en la capacidad  inmune del cuerpo. Él sabía que si ocurre una pérdida de esperanza y valor, puede ocasionar la muerte. En el caso de su amigo fue la pérdida de fe en el futuro y su voluntad de vivir. Tuvo una parálisis de fe en el futuro, que enfermaron su cuerpo y sus sueños se hicieron realidad. También observó que la tasa de mortalidad, entre la navidad de 1944 y el año Nuevo, aumentó exageradamente. Su explicación de la anormalidad, no se debió al empeoramiento de las condiciones de trabajo, ni la ración de alimentos, ni el cambio de clima, ni el brote de nuevas epidemias, sino en la esperanza de la mayoría de los prisioneros de que serían liberados para la Navidad; al no producirse ese hecho esperanzador perdieron su valor y los venció el desaliento.

Frankl cita a Nietzsche: “Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo.” Esta conocida frase, lleva a preguntarnos ¿cuál es mi algo para vivir que da significado a mi vida? Para la respuesta, Frankl invierte la pregunta, pues la búsqueda tiene un enfoque desde el ego humano. Por ello sostiene, que “en realidad  no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros”.  Esto significa que la vida tiene un sentido, una conciencia y una mente cosmológica, que como dijo Max Plank, es la matriz de todas las cosas.  Podemos  dejar de preguntarnos sobre el significado de la vida; y pensar como seres a quienes la vida interroga continua e incesantemente. La respuesta no debe ser de palabras sino de una conducta y una actuación rectas. La vida con un sentido ético. En última instancia vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar las respuestas correctas a los problemas que nos plantea. 

Cada uno de nosotros debe definir qué es ese algo que nos otorga la esperanza de vivir y nos hace viajar al futuro y superar cualquier obstáculo. Pero también mirar al pasado a lo que hemos vivido y nos ha hecho ser lo que somos, pues esto dio sentido a las alegrías que tuvimos y nadie podrá arrancarlas de nuestra memoria, y esas por pequeñas que hayan sido dieron sentido a nuestra vida, incluso los sufrimientos y frustraciones también lo dieron. Sentido que capitalizamos pues algo nos enseñaron. Incluso ante la muerte, para los que estaban en un campo de prisioneros, tenía sentido enfrentarla con dignidad. 

Quien piensa que unos meses de cuarentena son mucho, piense en los años que Anna Frank pasó oculta con el peligro constante sobre su vida. La cuarentena nos regala una oportunidad para reconsiderar si debemos hacer cambios para nuestro bienestar. Recuerden, Anna Frank que pasó dos años y un mes oculta con su familia, en Ámsterdam; detrás de una biblioteca durante la ocupación nazi, sin embargo pudo escribir: “Piensa en toda la belleza que hay a tu alrededor y se feliz”. 

Muchas veces no percibimos el efecto benéfico de un pensamiento ético y generoso que, de acuerdo con el del Dr. Frankl, bendecía hasta a sus enemigos y carceleros. Cuenta que luego de ser liberados se enteró por otro médico prisionero como él, que el Director del Campo, muchas veces había enviado a comprar en una localidad vecina, medicinas para los enfermos y pagaba importantes sumas de su bolsillo. Luego de la liberación, ¿qué hicieron los judíos respecto a ese comandante de la SS.? Pues tres jóvenes judíos húngaros lo ocultaron en los bosques bávaros. Después se presentaron ante los oficiales norteamericanos deseosos de capturar a dicho jefe. Ellos les dirían donde estaba si les prometían que no le harían daño. El oficial norteamericano dudó, pero aceptó e hizo la promesa y la cumplió.

Por lo tanto es importante mantener algo ético para vivir, algo compasivo, especialmente durante momentos de emergencia, de guerras o de pandemias: mantener esperanza. Hubo muchos guardias crueles, pero no fue el caso de ese comandante, que fue restablecido en una función similar: ocuparse de la recogida de ropas de las aldeas vecinas para distribuirlas entre los prisioneros liberados. Él también tuvo algo para vivir que le permitió redimirse. Los gobiernos se equivocan y mucho, pero podemos tener compasión, pues es muy humano equivocarse. La cuarentena nos da la oportunidad de meditar y mirar las cosas bellas que nos rodean,  no ser flojos de ánimo, sino ser fuertes.

Un pensador espiritual está siempre libre. Solo está preso quien es esclavo de sus deseos, o pensamientos egocéntricos.


Seamos libres para salir de la cuarentena, con amor para nosotros y toda la humanidad de la cual formamos parte como un solo cuerpo.


©Pietro Grieco

 

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