9 de noviembre de 2020

¡ATENCION! ¡ATENCION!

 

                  Un estudiante fue a consultar con su maestro Zen para que le escribiera un concepto sabio… El maestro escribió: “Atención”. El alumno preguntó “¿eso es todo?”. El maestro escribió: “Atención,” “Atención”. 

 El discípulo, un poco irritado, dijo que no veía nada de sabio en esa palabra. El maestro en silencio escribió: “Atención”, “Atención”, “Atención”. El alumno, frustrado volvió a consultar qué le había querido decir con la palabra “Atención”. El maestro respondió: “Atención” significa “Atención”. 


                                          

Nosotros como ese estudiante nos gustaría saber qué quiso decir su maestro, pero en el Budismo Zen, la enseñanza se realiza mediante los koans, frases que aparentemente no tienen sentido y cuya respuesta no puede llegar a través del razonamiento racional. Porque el objetivo es desestructurar la mente, para que utilice otro procedimiento, sea a través de la intuición, la oración, la meditación, la contemplación, el simple silencio o los sueños, con el objetivo de hallar una respuesta. 

William James (en su clásico Las Variedades de la Experiencia Religiosa) explica que la “facultad de atención es la capacidad de re-emprender una atención dispersa y vagabunda, que más de las veces es la raíz del juicio, del carácter y de la fuerza de voluntad.” Y agrega, “que una educación orientada a la perfección de esta facultad sería la educación de la excelencia.” Debo confesar que últimamente es más lo que vago que lo que pienso. 

El médico e investigador sobre la mente, Richard J. Davidson fue a realizar un retiro espiritual en la India; allí recibió una especie de descarga eléctrica y le vino que esa educación de la excelencia era la meditación. (La Meditación como cura, Capítulo 7, Daniel Coleman y Richard J. Davidson. Mondadori Libri S.p A, Milano 2019).  


Debo admitir que este concepto de Atención, atención, atención me viene muy bien pues últimamente estoy disperso. Influido por los medios de comunicación, mi pensamiento deambula del terrorismo a los  problemas políticos.

 La corrupción, la violencia, las verdades alternativas que circulan en internet, la pandemia sobre el Covid-19, mis problemas personales y, las medidas desconcertantes de los gobiernos que, dicen trabajar para la gente, pero la verdad (en la mayoría de los países) es que miran más a sus intereses de poder político y económico que a la salud de las personas. 

 Muchos de los problemas humanos provienen de no prestar atención a lo que nos sucede personalmente. No hacemos introspección. Estamos ciegos mirando lo que queremos ver, pero no lo que debemos observar y discernir.

 Einstein dijo: “Los intelectuales solucionan problemas, los sabios los evitan”. (Plan Espiritual en Tiempos de Crisis, Sintonía con el Ser, pág. 331/4, Edit. Caligrama, Barcelona, 2019).  Con la pandemia debemos evitar los problemas, y estar centrados en nuestro ser sabio y espiritual. No dejarnos desestabilizar por los problemas, porque las crisis no son un solo problema, sino una acumulación de pequeños problemas que pueden altear nuestra paz mental, producir temor y  pánico en algunos; pero como se ha observado desde la antigüedad, “crisis” significa un momento de cambio. 

 Hace décadas, los científicos observan que el aumento de la población requiere más alimentos, más casas y más minerales para la producción de bienes cada vez más sofisticados. Se requieren cambios para evitar la contaminación del agua y del aire; salvar especies de animales que desaparecen a diario; forestas y bosques que son arrasados para dedicarlos a la agricultura y la ganadería; lo que a su vez empuja a animales salvajes y sus virus, a merodear centros urbanos. Sabemos que abundan las soluciones políticas, faltan las sabias y permanentes.

 Un lugar donde se erradicó en forma permanente el virus es La isla de Pascua (Chile), pero se encuentra en medio del Océano Pacífico, sin muchas defensas y a miles de km de tierra continental. El primer contagio provino de un viajero de un vuelo. 

 Pronto se extendió, pero a mediados de abril se cortó la trasmisión. Ahora tiene cero casos.  El presidente del consejo de ancianos de la isla, Pedro Edmunds Paoa, explicó que, al llegar el primer infectado a la isla, en marzo de 2020, tenían pocos elementos, una población de más de 7000 personas, que recibe 100.000 turistas al año. 

 La isla de Pascua está en medio del Pacífico y depende de la ayuda de Chile y del turismo. Su decisión fue cerrar la isla. Parte de la población consideró que arruinaría la economía local, que depende del turismo. 

 Él encontró algo que uniría a la gente para derrotar al enemigo que era el virus. La solución fue aplicar la sagrada palabra Tapu (Que los ingleses tradujeron como “taboo”, y en castellano “tabú”). Dentro de la cultura polinesia Tapu, representa un orden sagrado para proteger la salud, la vida y a los ancianos. Forma parte de su antigua sabiduría. La misma es una forma de disciplina enraizada en la cultura polinesia que tiene que ver con las restricciones, pero también con el respeto.

 Vencido el virus, con la población cansada del encierro y sin trabajo, comprendió que debía buscar otra palabra-fuerza, para no volver al estado anterior. Debían cambiar y no depender del turismo ni las provisiones provenientes de Chile. En esta etapa utilizó la palabra “umanga”; que se refiere a la auto-sostenibilidad que ellos poseían antes de la llegada de los europeos. Debían volver a su cultura ancestral para nuevas soluciones. Debían cambiar el paradigma económico, pasar de la dependencia a la auto-sostenibilidad. Se crearon proyectos, dirigidos por mujeres, para producir alimentos y dar trabajo a quinientas personas, y a ese siguieron otros.

 El cambio de paradigma, basado en valores espirituales ancestrales, no solo significó vencer el virus sino vencer la apatía y la dependencia de Chile y los turistas. Paoa sostiene que el virus y la crisis pueden ser una bendición. Como líder por casi 30 años, está agradecido por la pandemia, pues le permitió establecer un plan de sustentabilidad y respeto por la naturaleza. Dijo: “Hasta el mes de marzo de 2020, teníamos una máscara cubriendo los ojos, y no podíamos ver”. Este ejemplo de la isla de Pascua nos permite tener esperanza. Podemos meditar estar atentos y discernir qué cambio de paradigma realizar, para transformar la pandemia en una bendición. Esto ratifica lo expresado en la Sintonía  "Plan Espiritual para tiempos de Crisis"

Con mis mejores deseos: Para una época de pandemia: Atención, Atención, abrir los ojos, y ver nuevos paradigmas.

Afectuosamente, Pietro

 

©Pietro Grieco


Ver artículo por Mark Johanson, del 26-10-2020, sobre “Tabú” y la eliminación del Covid-19).

1) http://www.bbc.com/travel/story/20201026-the-origin-of-the-word-taboo

Consultar tambien

2)Plan Espiritual para tiempos de crisis ( post)  

y la misma sintonía en

3)“Plan espiritual para tiempos de crisis”. (Sintonía con el Ser, pág. 331, Caligrama, Barcelona, 2019).

 

 


 

 

 

ENTRADA DESTACADA

SI MUERO o MUERES MAÑANA

        Si muero o mueres mañana nadie sabrá si se abrirán   las ventanas de los cielos, ni del hades,  ni si el balance será positivo, equi...

MINDFULNESS

Un momento de pura conciencia (pure mindfulness), es una hermosura. Es un hecho único. Se produce cuando la conciencia abraza toda la belleza del universo sin esfuerzo. Es un estado de gracia.

©Pietro Grieco