22 de marzo de 2019

AVISOS PARA DESPERTAR (Close Calls)



LLAMADAS CERCANAS (Close Calls)



Cuando una persona tiene una experiencia dura, cercana a la muerte, si sale de ella, en inglés se usa la expresión “close call”, literalmente “una llamada cercana”, cuyo significando es que salió por muy poco. Por ejemplo. “escapamos de la casa en llamas y nos salvamos por un pelo, fue un close call”. Otra expresión, luego de un accidente  o una operación compleja, en la cual casi se pierde la vida, el médico dice: tuvo un “close call”. O sea te salvaste por muy poco, también fue una advertencia. ¿De qué? Sin duda de morir o pasar a otro estado. Si alguien salió de estar varios días en coma, tuvo un buen close call, “aviso” del más allá, o de la profundidad de la propia conciencia. Una advertencia de que la vida no es eterna en las condiciones presentes, sino que está sujeta a cambios y a veces muy drásticos. Los avisos (o close calls), son avisos específicos de algo que debemos cambiar. 





Una persona muy querida estaba de vacaciones con su esposo. Un día recibió una llamada de un familiar lejano informándole que había fallecido su última hermana viva. Esa noche le pidió al esposo regresar de inmediato. El esposo sorprendido le preguntó la razón. Su respuesta fue concluyente: “Sé que ahora me toca a mí, me tengo que preparar; es la señal que esperaba”. Regresaron a su hogar, en otra ciudad, y comenzó a ordenar sus pertenencias, su testamento, sus actividades. A los pocos meses falleció en oración, previo paso por un hospital y donde le dieron de alta el mismo día, pues no le encontraron nada grave. Un vecino del esposo, un cirujano retirado, lo consoló de esta forma: “Mi experiencia es que algunas personas cuando llegan a cierta edad, sienten que la muerte está cerca y deben prepararse”. Le relató que su misma madre al regresar del trabajo le dijo un día le dijo: “Mañana vas al banco y retiras todo el dinero de mi cuenta y lo pasas a la tuya”. Él se resistió, diciéndole que no tenía ningún sentido hacer algo así. La madre le dijo con firmeza (como él no la había visto antes), que no discutiera con ella, que fuera y lo hiciera como ella le pedía. Él lo hizo y a los pocos días su madre falleció tranquilamente en la cama.




Los avisos, o close calls, son importantes recordatorios de que, si bien hemos pasado por el fuego, el terremoto o una inundación, y salimos ilesos,  nos dicen que la vida humana no es eterna, que somos frágiles, que la abandonaremos en algún momento. “Sin ningún apuro”, decía un humorista. Pero, mejor no perder tiempo repitiendo las mismas experiencias, sino dejar atrás conductas y cargas que conducen a las llamadas cercanas o avisos.




Un día una amiga de décadas, me mandó un aviso: “Si me vienes a ver te espero”. Tenía 104 años. Ella leía mis escritos y cuando no podía por su vista debilitada, le pedía a algunas de sus amigas, que le leyeran. La fui a ver al año siguiente, pues vivía en una parte distante del lugar en donde habito. Estábamos a unos 14.000 km de distancia. Me acompañó un amigo pues ella  estaba viviendo en un hogar de ancianos. Estuvimos charlando  un buen rato. Fue encantador. Entonces me miró y me solicitó que orara para que su tránsito fuera armonioso. Después me dijo: “Bueno, ciao”. Solté su mano y le dije “Ciao”. Ambos sabíamos que sería la última vez que nos veríamos. Al año siguiente a los 106 años falleció.


Un científico, investigador y estudioso de la espiritualidad que había atendido a varios de mis seminarios y retiros, decidió con su esposa mudarse a un hotel-hogar con residencia asistida. Eso significaba vender su casa y dejar muchos bienes queridos, dado que el nuevo lugar era mucho más reducido. Cuando ya se habían mudado, un día le dijo a su esposa que iba a dormir la siesta y que no le molestaran. Cuando ella lo fue a ver, ya había muerto en su sillón preferido. Tengo la firma convicción de que tuvo un aviso y, el cambio fue para dejar a su esposa en un lugar más seguro, y poder partir en paz.

Si el pensar y actuar como actuamos nos condujo a la dura experiencia de la que salimos ilesos pero con una advertencia, no es como para ignorar lo que le vida nos está diciendo. Sino que debemos escuchar y tomar las medidas para no terminar en otro hospital.


Una amiga fue a ver a un especialista por unos análisis y la entrevista tuvo un giro inesperado. Le informó que tenía una enfermedad terminal. Preguntó cuánto tiempo le quedaba. La respuesta fue “Unos seis meses”. Agradeció y se fue. Camino a su casa con el corazón agitado decidió detenerse y entrar a un restaurante sobre el mar. Allí decidió qué pasos debía dar y en qué orden. Lo primero fue avisar a sus hijos, en otros estados. La segunda poner en orden sus papeles, sus finanzas y sus bienes para no dejar problemas a sus herederos. Lo tercero cómo debía prepararse para enfrentar su muerte.
Contactó con un amigo para que le ayudara espiritualmente. Éste le dijo que la vida es eterna y que no debía aceptar la idea que debía irse ya, su presencia era necesaria para su familia y sus amigos. Su ser era espiritual y no se podía enfermar y morir por un dictamen médico. Podía trascender este estado de existencia sin estar enferma. Le ofreció meditar y orar juntos. Ella ajustó su dieta y abandonó actividades no relevantes para su presente condición. Estuvieron orando por semanas. Cuando se acercaba la fecha de su muerte, no tenía más problemas, estaba sana. Años más tarde la hija también se enfermó de cáncer y, dada su experiencia, le ayudó a superarlo. Incluso corrieron juntas una maratón. Inesperadamente su hijo, que estaba bien, falleció de un ataque. Fue un shock, también lo superó. De esto han pasado años y sigue viva.

J. Krishnamurti en el video ¿Qué es la muerte? Sostiene que todo es causa y efecto, como resultado de “lo que siembras segarás”, en este estado o en un estado futuro. Muchos de los problemas humanos de deben a los apegos a personas o conflictos. El aspecto principal es que a las personas nos cuesta el desapego, por lo tanto seguimos sufriendo por no querer largar los apegos. El resultado según el Dalai Lama es que los apegos producen enojos y ellos son destructores de la armonía espiritual y física.

La espiritualidad no es una píldora para calmar los nervios. Tampoco un tratamiento de cosmética de la personalidad. En vez de buscar soluciones invasivas superficiales materiales o mentales, la espiritualidad incita a buscar la solución desde el interior del ser. Desarrollar la propia fuerza mediante la energía del espíritu. La espiritualidad es una forma de vida que camina asumiendo los problemas enfrentándolos. No escapa de los desafíos, sino que los utiliza para despertar, elevarse y purificarse.


Sabemos que debemos estar preparados, no para escapar de la muerte, sino para atravesarla con integridad y siendo conscientes de alcanzar otra dimensión del ser.

 


Los avisos son bendiciones pues nos despiertan 
a tomar otro rumbo para avanzar con paz y 
armonía hacía la perfección del ser.  


©2019/Marzo Pietro Grieco




1 comentario:

  1. Gracias Pedro por llevarnos a reflexionar sobre la muerte.
    Algunas veces ocurre que nos preparamos para algún evento que luego no se lleva a cabo.
    Vamos a dejar este cuerpo físico, nadie puede dudarlo. Sin embargo, no es común que pensemos en el transito hacia otro estado de consciencia y que nos preparemos de antemano.
    De allí que considero valiosa tu invitación a la reflexión.
    Un afectuoso saludo, desde Argentina
    Cristina

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