31 de enero de 2014

VIVIR EN EL PODER DEL AHORA O EL PODER DE MAÑANA



  En materia espiritual hay conceptos que, por su repetición, se convierten en moda. Mantras sagrados repetidos sin pensar, como si fueran verdades  evidentes de por sí. En este texto y el siguiente deseo refutar que: “Hay que morar en el ahora, pues el presente es el único tiempo que existe”.  

  El énfasis de vivir en el presente (se dice) es para evitar los remordimientos del pasado, saber dejarlos ir. Claro, tampoco morar en el futuro pues angustia pensar qué nos puede deparar. He leído, hace unos días, en una columna de espiritualidad iniciar con: 
“La eterna amenaza del futuro”
(Infobae 28-1-14), como si el futuro fuera un monstruo amenazante. Y, de esa forma, forzar la conclusión sobre la importancia de morar “en el ahora”. Afirmación sin fundamento, puesto que hay consenso científico en que si comparamos la calidad y promedio de vida desde la antigüedad al presente, la situación humana siempre evolucionó favorablemente. Además a muchas personas les place recordar con afecto el pasado, asi como pensar en sus planes, sus proyectos y sus metas en el futuro.

  De los griegos nos vienen dos posiciones filosóficas opuestas respecto al tiempo, la “estática” (de Zeno y Parménides), que sostiene que elcambio temporal es una ilusión; y la “dinámica” opuesta a la posición anterior  (de Heráclito y Aristóteles), en la cual el tiempo es un constante fluir. Una definición filosófica actual indica que es la dimensión del cambio, para distinguirla de las otras tres dimensiones del espacio.

  En la cosmología de Newton, de un universo mecanicista, el tiempo era absoluto. Una hora era una hora en cualquier lugar del universo. La teoría de la relatividad vino a cambiar las cosas, al demostrar que algunos hechos son del pasado y otros del futuro sin importar el marco de referencia. Además las leyes fundamentales de la física son reversibles, o sea,  la materia puede transformarse en energía y viceversa.

  Como el universo determinista y absoluto newtoniano fue reemplazado por la teoría de la relatividad, el concepto del tiempo absoluto, como el metro absoluto han dejado de serlo. No debe llamar la atención que el eterno “presente ahora”, haya perdido su encanto. Albert  Einstein en el capítulo 9 de su obra “La Relatividad”, explica:

Cada cuerpo de referencia (sistema de coordinadas) tiene su tiempo propio; una indicación de tiempo sólo tiene significado cuando indica el cuerpo de referencia al que se refiere.
Antes de la teoría de la relatividad, la física suponía siempre tácitamente que la indicación del tiempo tenía un valor absoluto, es decir, que era independiente del estado de movimiento del cuerpo de referencia.

  Un ejemplo ayudará a entenderlo. Para una persona parada en una estación y otra viajando en un tren, el tiempo corre de manera diferente. Un rayo que cae delante del tren será visto primero por el pasajero que camina en el tren y se acerca al lugar del fenómeno, mientras que el individuo parado al costado de la vía, el tiempo será más extenso. Veamos otro ejemplo.

  Supongamos un tren de algodón, a medida que avanza la presión del aire y del viento harán que el tren se encoja. A medida que incrementa la velocidad, más se contraerá. Si en el tren hay relojes también de algodón, se irán encogiendo con lo cual las manecillas se harán más pesadas e irán más lentas. El tiempo será más lento.  Esto explica por qué un viajero espacial, que deja en la tierra a su mellizo, luego de un tiempo al regresar será más joven que su hermano. Para él el tiempo corrió más lento y fue más breve. Es paradójico, pero (en igualdad de condiciones), un individuo parado envejecerá más rápido que uno en movimiento. Einstein también explicó el concepto subjetivo y relativo del tiempo con el ejemplo de que breves momentos en un incendio puede parecernos una eternidad, mientras que en una reunión con amigos, el tiempo pasa volando y, por ende, parece más breve.

  Es claro que esto no es nuevo. Séneca, en su magnífico escrito “Sobre la Brevedad de la Vida”, sostiene que no es breve la vida, sino que los hombres la hacen breve por no saber aprovecharla. Para evitar que el tiempo parezca breve, cada individuo debe aprovechar su tiempo propio viviendo con intensidad, reflexionando sobre la misma, pues como dijo Sócrates, una vida sin análisis no merece ser vivida. O sea hay que saber utilizar el tiempo para que no se nos escape como agua entre los dedos.  En síntesis: 
 “Para Séneca, aquel que mejor vive la vida, es el sabio, ya que recuerda sabiamente el pasado, sabe aprovechar el presente y dispone [de] el futuro. Esta unión de los tres tiempos, hace posible que la vida del sabio sea larga; y muy corta la de aquellos que se olvidan del pasado, descuidan su presente y miran al futuro con miedo y temor”  Wikipedia Org.

  Filosóficamente la idea de morar exclusivamente en el “tiempo presente” fue rechazada. Dado que, cuando se dice tiempo presente, ya pasó debido al retraso de los sentidos en percibir los hechos. Humanamente el tiempo presente siempre es pasado. La neurociencia nos dice que los humanos no viven en el momento de los hechos pues el cerebro tarda en organizar la información del sonido que viaja mucho más despacio que la luz. Eso se ve claro en las entrevistas televisivas cuando el entrevistado se encuentra en un lugar alejado del centro de noticias. Se hace evidente que el cerebro no puede procesar la imagen (luz) y la voz (sonido) en forma simultánea. Descubriéndose así el engaño del llamado tiempo presente. Otra observación es que el tiempo puede estirarse, debido a que la memoria retiene más los hechos nuevos o más intensos. Por lo tanto a los que experimentan hechos nuevos, les produce la sensación de que han vivido más. Esto sucede durante las vacaciones como en la infancia. El tiempo parece más largo o extenso porque todo es nuevo.

  En materia espiritual hay que evitar caer en posiciones absurdas impuestas por las corrientes de moda como vivir en el “Poder del Ahora”. Nada es más efímero que el tiempo presente. Cada individuo debe morar en el tiempo propio que le corresponde.

 




El ser espiritual no mora en el pasado, ni el presente, ni en el futuro, mora en la intemporalidad de la conciencia, la cual, como fundamento último del ser, es puro espíritu.

Posee la libertad de situarse donde desee. No es que las dimensiones espacio temporales circunscriban a la conciencia y a la mente, simplemente la mente las abarca y razona con ellas en la conciencia que todo lo permite y registra.


En el próximo blog profundizaré estos conceptos para que no queden dudas.



©Pietro Grieco

5 comentarios:

  1. Excelente y muy actual.
    Espero con alegría el futuro en el cual profundizarás estos valiosos conceptos

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  2. Pietro, tu concepto del tiempo y en especial tu explicación sobre nuestra relación con el presente y el futuro me resultan muy acertados y sanos.
    Gracias Maria

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  3. Me encanta el cambio en el look de tu blog
    Muy interesantes tus publicaciones
    Bianca

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  4. I find that, if we forget the Past and ignore the Future, we will miss the beauty of the story as it unfolds in the Present.

    Thank you for your blog!

    Love and hugs,
    Karin California

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  5. El futuro con el que soñé me llega en cada instante y me sorprende soñando con la infinitud por vivir.
    No me imagino que se pueda perder toda la expectativa que encierra la pregunta que hacemos a niños y jóvenes ¿Qué quieres ser cuando seas grande? Yo aún me hago esa pregunta!
    Espero la segunda parte.
    Raúl Bravo

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