las ventanas de los cielos, ni del hades,
ni si el balance será positivo, equilibrado o negativo.
El juicio ajeno será un enigma fuera de nuestras manos.
Nada importa si muero o mueres mañana,
de afanes por algoritmos nuevos ni planes de otrora.
Pero que sepan que he y has celebrado la vida
A mí y tu modo melancólico alegre u obstinado.
Que sepan que he y has amado los árboles, las flores,
Los perros y los gatos, las ovejas y las llamas
A los bichos más pequeños que pueblan este planeta
Incluso al pájaro carpintero que árboles y ladrillos agujerea
Y a ratones y teros, sin olvidar los lagartos que en los
Intensos días de verano pasean por tu terreno.
Que sepan amiga y amigo que he y has sufrido
las injusticias y los oprobios inscritos en mis
y tus huesos como en las sienes.
A ellos perdono y perdonas por no haberles evitado
Ese daño a su alma.
Recuérdales que erguidos en medio de las noches
He y hemos contemplado estrellas y luciérnagas
Y que he y hemos hablado con ellas como enamorados.
He y has corrido por calles y avenidas de este mundo
Para cumplir con obligaciones y lo hemos logrado.
Ayudé e intentaste ayudar al prójimo enfermo, al que estaba
En la cárcel y al desamparado y no siempre fuimos exitosos.
No lloré ni lloraste por fracasados amores, ni pérdidas
De bienes o inversiones, pero amargamente,
He y has llorado por no lograr ser más bueno. Sí
Hemos llorado como llora la lluvia de verano
Por no brindar mayor inspirada frescura.
He y has cometido errores: defendimos más las normas
Que a los necesitados de compasión
Me y te enojaste más de lo debido
Severo fui y fuiste con los demás y
menos con que conmigo y contigo que sepan
que siempre busqué y buscaste
º paz y armonía,
siempre que pudiste la pérdida
de los seres ajenos y benignos deploraste.
Que sepan que me y te han amado
Más de lo esperado. Que si mí y tu
Corazón se lleva algo de este mundo
Es la gratitud por haber puesto pie
Sobre esta tierra con la devoción de los bendecidos.
Quizá no me di o diste cuenta de lo sagrado del mar,
De los ríos, las piedras los bosques, los animales
Los peces y los seres alados. Todo aquello que
las tribus primitivas adoraban con reverencia. Quizá
Esos seres no eran tan ignorantes ni tan banales
Sin tanta técnica poseían aquella sabiduría del fondo
Del universo. La sabiduría a la que se recurre
Cuando todo está perdido. Lo sé porque he y has tenido
Que regresar a beber de los manantiales originales.
Si algo existe que puedo y puedes dejar es el recuerdo
De que el universo puede cantar orden o
caos, pero canta y canta para quien sabe oír esa sinfonía
sin prejuzgar otro reino. Fue pura felicidad poder pasar
entre otoños y primaveras sin omitir inviernos y veranos.
Fue bueno evitar el mal, hacer el bien,
amar incluso lo feo, dado que amar es lo que vale,
por un sentido más allá de lo que discernimos.
Si muero o mueres mañana sepan que es posible
Arrepentirse de glorias y castigos de recuerdos y de olvidos Incluso de todos los hechos acaecidos, pero nunca de los Días de sol, aquellos días abiertos a la vida, aquellos completos de gozo, los que compensan todos los horrores y errores.
Finalmente, si muero o mueres mañana que sepan:
¡Ser feliz y reír hoy es un esfuerzo que vale la pena!
Pietro di Vietri,