28 de agosto de 2016

MINDFULNESS


Cuando estamos comiendo ¿estamos conscientes de ello o estamos viendo la TV, charlando, o pensando una respuesta a algo?  Cuando estamos conduciendo un vehículo ¿estamos conscientes de ello o estamos pensando en cómo conducen otros conductores, un problema en el hogar o el trabajo, o ...? Cuando trabajamos ¿estamos atentos a nuestra tarea, o estamos vagando por la estratósfera? La mayoría de los problemas de los humanos se deben a que casi siempre nuestra vida está en un lado y la mente en otra cosa. ¿O como cantó John Lennon: “Life is what is what happens to you while your busy making other plans?”  (“La vida es lo que está sucediendo, mientras estamos ocupados haciendo otros planes.”)  Parece que en la vida posmoderna nos perdernos en la inconsciencia. Esta actitud traen consecuencias a veces trágicas. Lo opuesto de inconsciencia es “Mindfulness”. 

 

Este término “mindfulness”, originado en el sanscrito, significa estar consciente para percibir lo que sucede con intensidad a cada instante. Estar completamente alertas y vigilantes de lo que acontece sin distraerse.  En su obra Transformation and Healing (Sutra of the Four Establishments of Mindfulness), Thich Nhat Hanh analiza el texto sobre las formas de establecer “mindfulness”. Menciona la palabra satipatthana compuesta de “sati” que significa “recordar” o mindfulness, y upatthana que significa “lugar de la morada”. En chino, el Sutra es expresado como “Nian Chu”. Nian significa: “estar consciente de”, “poner la atención en...”, o “recordar”.  Chu puede significar “el lugar donde se mora”, “la acción de estar presente”, o “el acto de establecerse”. Por lo tanto traducimos “mindfulness” como: acordarnos de estar conscientes y presentes en nuestra propia mente, sea donde sea que esté nuestro cuerpo, para evitar ser manipulados por las apariencias del mundo.

La práctica de mindfulness
La práctica consiste en estar conscientes, concentrados en lo que sucede durante cada instante. Esto no significa estar sentados una posición zen, pues  puede aplicarse a cualquier actividad diaria: comer, caminar, conducir, pensar, etc.  Shunryu Suzuki lo aclaró cuando dijo: “Zen no es algún tipo de excitación, sino la concentración en la rutina usual de cada día”.  Zen is not some kind of exitement, but concentration on our usual everyday rutine” (Zen Mind, Beginner’s Mind). La práctica de estar conscientes y concentrados se realiza mediante la meditación o la contemplación. En este sentido hay que recordar que, en el diario vivir la mente posee un programa “instintivo” preestablecido para satisfacer deseos y evitar sufrimientos. El mismo, ante cualquier estímulo, produce el accionar instintivo, resultado de un programa innato, del que no participamos en su “instalación”, aunque somos controlados por el mismo. Por ello la mente se acciona irreflexivamente siempre centrada sobre sí misma. La meditación por lo tanto consiste en lograr el control sobre la propia mente, para reorientarla por caminos más elevados, no egoístas, compasivos y virtuosos. La experiencia me ha enseñado que únicamente la práctica constante puede lograr cambios efectivos en las actitudes preestablecidas.

Si una persona lee una partitura de música, pero no aprende a tocar un instrumento, nunca producirá música. Es posible que al inicio produzca ruidos molestos, incluso ante la falta de resultados armoniosos se sienta frustrada y abandone. Pero la paciencia y la persistencia en la práctica harán que, con el primer acorde, sienta una gozosa alegría, y, con el inicio de una melodía, se entusiasme, y persista con más ahínco. Finalmente logrará producir música. La mera lectura no logra eso. Es la práctica constante, la persistencia, y la paciencia que dará dominio sobre la técnica. Con mindfulness sucede lo mismo.

El texto original (Sutra) basado, en las enseñanzas de Buda, de más de 2500 años, habla de cuatro procedimientos de mindfulness: 1. Mindfulness del cuerpo; 2. mindfulness de las emociones; 3. Mindfulness de la mente; 4. Mindfulness de los objetos de la mente. Thich Nhat Hanh ofrece una síntesis en su libro Transformation and Healing. En la práctica de estar consciente del cuerpo, quien practica debe estar completamente consciente de la respiración, de la posición del cuerpo, de las acciones del cuerpo, de los cuatro elementos que componen el cuerpo, y finalmente la descomposición del cuerpo. En la práctica de estar presente en los sentimientos, hay que estar alerta al placer, al dolor, a los sentimientos neutrales, tal como surgen, duran y desaparecen. Saber distinguir los sentimientos que tienen un origen psicológico y sentimientos que tienen una base fisiológica.
El objetivo de mindfulness es ir profundamente dentro de un objeto para observarlo. Esta forma de observar hace que el límite entre objeto y sujeto se disuelva, entonces el sujeto y el objeto devienen uno. Esta es la esencia de la meditación.  Se ha dicho, que la mente-cerebro nunca puede tocar el objeto. Pero esto es desde el punto de vista occidental de la dualidad sujeto-objeto. Desde el punto de vista hindú y del budismo, la mente puede penetrar el objeto y ser uno con el mismo. Se considera que únicamente cuando se penetra y conoce interiormente el objeto se lo comprende y abarca en su totalidad. Para el budismo no es suficiente mantenerse fuera como un observador externo. Por ello la enseñanza de Buda fue observar la mente desde la mente, y las emociones desde dentro de las emociones.   

Veamos algunos ejercicios sugeridos por distintos autores:
Caminar consciente
“La caminata de meditación es realizada al notar el movimiento de levantar, colocar cada pie hacia adelante en cada paso. Ayuda concluir cada paso completamente antes de levantar el otro pie. “Levantar, mover, colocar, levantar, colocar, mover.” Es muy simple. De nuevo, sostiene Joseph Goldstein en The Experience of Insight, que no es un ejercicio de movimiento. Es un ejercicio de mindfulness (estar consciente). Consiste en utilizar el movimiento para desarrollar un estado de alerta y entendimiento” El objetivo de este ejercicio es estar consciente, sin distraerse  y mantenerse alerta de lo que sucede paso a paso.  El autor sostiene que algo tan estimulante como caminar por Nueva York, puede resultar un excelente ejercicio de meditación si la persona observa su respiración, si se mantiene calmo en su interior, y evita que su mente sea atraída por la enorme cantidad de estímulos externos. Incluso si es atraído por deseos de poder, de sexo, o cualquier otro, los deja aparecer y los deja irse. De esta forma se mantiene en su espacio de meditación, sin perderse en los deseos, ni en la panoplia de estímulos que se acumulan sobre sus sentidos. 

Comer consciente
Quien ha visitado, o participado en algún retiro en un monasterio o templo budista sabe que el acto de comer es importante y forma parte del aprendizaje de la meditación llevada a la práctica. Hay que comer con calma, en silencio y casi como un ritual. En el acto de comer hay una enorme cantidad de pensamientos involucrados con el proceso. Es casi normal el deseo del placer por la comida, la avaricia por la cantidad o la acumulación. Apenas se da un bocado o dos aparecen sensaciones. Si comemos pensando en otra cosa, ni siquiera gozamos del acto. Lo primero es observar la comida, entonces poder pensar: “veo”, “veo”. Luego hay una intención: “intento”, “intento”. Esa intención origina el movimiento del brazo: “muevo”, “muevo”. Sucesivamente, cuando la mano o la cuchara tocan la comida está la sensación del contacto, el levantar el brazo, abrir la boca, colocar la comida en la boca, sentir la textura, masticar, sentir el sabor. Es preciso estar mentalmente presente durante el proceso.

Mindfulness de la mente
Meditar sobre la mente consiste en estar conscientes de cada pensamiento, cómo surgen y con los cuales la mente “piensa” o los procesa. Este es el punto central, no se involucra en el contenido, observa, pero no se identifica, ni se enoja, ni altera, ni forma parte de una cadena de pensamientos, como un vagón tras otro, semejante a un tren en movimiento. Consiste en estar consciente tan solo en el instante en que el pensamiento está aconteciendo. Algunos consideran útil escribir: pensar…, pensar…, pensar…, y registrar qué se piensa. Hacer notas puede ayudar.
Es este observar, sin juzgar, el centro de la meditación sobre la mente. Observar con calma sin reaccionar respecto al contenido de cada pensamiento (como si fuera un vagón del tren con su carga), y sin identificarse con la carga. Cuando la conciencia se identifica con el pensamiento, entonces el pensamiento es el pensador. Si se funden, se confunden en uno solo. Cuando esto sucede hay alienación. El ser, como conciencia, está dominado con esa identificación. El individuo, controlado por esos pensamientos, no piensa ¡es pensado por esos pensamientos!  En esa confusión, puede transformarse en un fanático de una religión, un partido político, un equipo de fútbol, una ideología o cualquier otra cosa ¡incluso de la meditación!

Esto puede darse incluso con una meditación conducida o centrada en un propósito específico. Al mantener la mente ocupada en ese propósito, no elecita mindfulness: o sea una conciencia plenamente perceptiva. Por ello se considera más segura una la meditación no dirigida, la cual envía la mente en modo automático, el modo natural de descanso. Mindfulness clarifica la mente de telarañas, redefine las prioridades y provee de un sentido de contentamiento. Debemos estar presentes pero ¿en qué lugar? Pues en la propia mente y durante el lapso que estamos viviendo. En el próximo blog volveré sobre este aspecto interno, no visible a los ojos. 

Muchas veces sufrimos de stress y ansiedad porque ignoramos la parte benévola de la realidad. Los medios de comunicación nos brindan lo peor de cada día, ocultando a nuestra mente las cosas bellas que están aconteciendo a nuestro alrededor y en el mundo en gran manera. Al comprender el todo y los detalles, nos aporta una nueva luz al discernimiento del porqué de nuestros actos, sentimientos, dolores, enfermedades, traumas. Discernirlos, sin juzgar, nos permite, en vez de sufrirlos, utilizarlos como una oportunidad para nuestra transformación.     

Mindfulness es un estado del ser que  nos permite estar conscientes de la realidad más claramente. De estar presente, especialmente cuando conducimos un vehículo. Esto trae comprensión, mejores decisiones, paz interior, autoestima, bienestar y felicidad. Debemos practicar mindfulness en forma constante. Al contrario, si no estamos alertas, nos ignoramos a nosotros mismos y negamos lo que acontece a nuestro alrededor, al no poseer una mente en paz, una mente clara, pues la atamos a los ruidos de una ciudad, los entretenimientos que absorben la atención de los sentidos. 
Un momento de pura conciencia (pure mindfulness), es una hermosura. Es un hecho único. Se produce cuando la conciencia abraza toda la belleza del universo sin esfuerzo. Es un estado de gracia.  
©Pietro Grieco

2 comentarios:

  1. ..."La practica consiste en estar concientes.. Shunryu Suzuki lo aclaró cuando dijo: “Zen no es algún tipo de excitación, sino la concentración en la rutina usual de cada día”. “Zen is not some kind of exitement, but concentration on our usual everyday rutine” (Zen Mind, Beginner’s Mind)."
    GRACIAS PIETRO por hacernos reflexionar sobre esta practica tan util para lograr la PAZ
    Maria Luisa

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  2. Gracias!!! muy interesante, ojalá uno pudiera ponerlo en práctica.

    carños,
    Amelia

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