Cuando Siddhartha se transformó en Buda
Siddhartha tocó
tierra, se convirtió en Buda y la Tierra en Verdad.
Muchos
individuos deseosos de ser iluminados, o sea budas, andan con sus anhelos
celestiales leyendo todo tipo de textos, yendo a diversidad de encuentros,
conferencias, retiros, centros de meditación, lugares de silencio, como de
prácticas esotéricas. La pregunta es ¿por qué andan perdidos por la
estratósfera de nubes rosadas y no hacen lo que transformó a Siddhartha Gautama
en Buda, o sea dejarse de dar vueltas y tocar tierra?
El
príncipe Siddhartha se hallaba en un momento crucial de su jornada espiritual.
(Recordemos algunas de sus inquietudes: ¿Por qué hay pobres? ¿Por qué la gente
enferma? ¿Por qué la gente envejece? ¿Por qué se muere? ¿Cómo se puede estar en
paz en medio de las discordias?). Después de años de búsqueda infructuosa, que
además, por poco lo conduce a la muerte, decidió sentarse bajo una higuera y
enfrentarse con su propia mente. Con la quietud salieron a la superficie las
tentaciones que cerraban su transformación. Esas tentaciones de riquezas,
poder, distracciones, apatía, enojos, entretenimientos, como los placeres de la
carne eran los demonios que obstruían su avance. Psicológicamente pueden
expresarse en tres grupos: los deseos, los temores y las opiniones. Nosotros
podemos preguntarnos: ¿qué deseos me atrapan? ¿Qué temores me impiden avanzar?
Y, ¿Qué opiniones de mi mente no me dejan pensar de otra manera más libre?
Allí,
bajo una higuera de la India, cuando fue abrumado por la belleza de las hijas
de Mara, él hizo algo inusual: en vez de ir tras ellas, ¡tocó la tierra!
Diríamos “hizo tierra” y entonces: “Eureka”. En ese instante Mara, el dios de
las tentaciones, desapareció. Se desvaneció como si nunca hubiera existido.
¿Por qué? Mara, también es conocido como el Señor de los Sentidos y el Dios de
la Muerte, lo cual es lógico pues son los sentidos que llevan a la muerte. Los
sentidos nunca se satisfacen. Son insaciables,
siempre piden más, creando conflictos, penas y sufrimientos. Es la
emancipación de los deseos que conduce a la liberación.
La Madre
Tierra honrada y adorada, con distintos nombres, como una diosa en todo el
planeta, fue receptiva y como una madre bondadosa, absorbió la energía negativa
de esas tentaciones emocionales, físicas y mentales, dejando libre a Siddhartha.
Las tentaciones no estaban afuera, estaban en su propia mente. Por ello el
trabajo de salvación depende de uno mismo. Él cambió su mente, renovó su
conciencia y fue un nuevo ser. Dejó de ser manipulado por su peor enemigo: ¡su
propia mente!, y retornó a su ser incontaminado. Solo cuando dominamos nuestra
mente dominamos la realidad. De esa forma devenimos en lo que pensamos.
Espiritualmente
la tierra representa la Gran Madre de todas las formas que el mundo material
puede producir, incluso formas humanas, formas animales, vegetales, minerales,
sean rocas, árboles, o flores. Algunas culturas conectan con Dios a través de
la Tierra, como la Pachamama en la cultura precolombina, la diosa de los
habitantes de Sud América, a la que cada año las comunidades andinas le ofrecen
el tributo de los primeros frutos de la temporada. Así como una expresión
judaica dice que se encuentra a Dios en el rostro de las personas a nuestro
alrededor, de igual manera los nativos de América veían al Gran Espíritu en
cada piedra, en cada árbol, en cada animal. Porque Dios es Todo en Todo. El
principio de lo existente es en todas las cosas.
Cuando
conectamos con la tierra nos conectamos con nuestra fuerza básica, sobre la cual
nos apoyamos, movemos y fortalecemos. Es la fuerza de la naturaleza que renueva
nuestro ser. Los nativos americanos podían ver al Gran Espíritu en cada
amanecer dando luz y en cada lago una sonrisa. Al contemplar más allá de la
piel de extensos campos de arroz, maíz, girasol, colza o trigo comprendemos
cómo nuestra existencia depende de la Madre Tierra. Adicionalmente nos da la
belleza de las flores del campo, con la variedad de colores, tonos y perfumes,
que nos permite trabajar en belleza; caminar en belleza y vivir en belleza.
La
tierra puede recibir el impacto de meteoritos, descarga de rayos, ser sacudida
por truenos, recibir la lluvia sin inmutarse, y limpiar los cielos de
electricidad estática. A través de esa capacidad receptiva, restablece el
balance energético, la armonía en la atmósfera y el bienestar a todos los
seres. La tierra no es un montón de rocas, desiertos, montañas, ríos y mares.
La tierra es sistema de vida, la manifestación de un Principio Creador que
algunos llaman Dios. La Tierra fue bendecida y ha sido considerada sagrada por
casi todas las civilizaciones.
Cuando
Buda tocó el suelo, la Madre Tierra le hizo descargar las tensiones de los
fracasos y frustraciones contenidas, así como las dudas sobre su jornada; lo
liberó de las formas negativas que aun poblaban su mente. Esas formas de
tentaciones (como se manifestarían en Jesús unos cinco siglos después) eran los
obstáculos reales para su percepción de
la realidad espiritual. Esas formas son el producto de los sueños de la mente
inmersa en la concepción fantasiosa y animal de la vida. Psicológicamente
descargó sus deseos, sus temores y fundamentalmente sus opiniones o paradigmas
mentales. Cuando su mente quedó limpia despertó a la realidad tal cual es.
Gandhi
tuvo que enfrentarse con ellas también. Muchos de nosotros estamos hipnotizados
por esas formas (expresadas en imágenes, aromas, melodías, acciones, etc.). Cuando
las vemos, en vez de enfrentarlas, les damos entradas y se convierten en
troyanos, que, en el mejor de los casos, esquivamos lo mejor que podemos.
Satyagraha fue el nombre del procedimiento de purificación y fortalecimiento
que empleó Gandhi y recomendó a sus seguidores para aplicar la no-violencia y
poder alcanzar la independencia de la India. Satyagraha consistía en desarrollar
el dominio sobre las ataduras a los deseos mentales y físicos. Únicamente luego
de alcanzar ese dominio sobre la propia mente, se podía ir a enfrentar los
demás problemas sociales, y ser vencedores. Hasta tanto sus seguidores no
lograron ese dominio, él decidió no ir adelante con su movimiento de
resistencia pacífica y no-violenta. O sea, para vencer la violencia externa
primero hay que vencer la violencia interna. Lo mismo sucede con todos
nosotros, si no vencemos nuestra violencia interna, no triunfaremos sobre las
violencias externas. ¡Tenemos que ser éticamente honestos con nosotros mismos!
Tenemos
que tener el coraje, como Siddhartha, Gandhi o Nelson Mandela y plantarnos en
el centro de nuestro propio ser para eliminar nuestras oscuridades y para encender
nuestra propia iluminación: ¡tocar la tierra! ¡Descargar las tensiones
negativas a tierra! ¡Hacer tierra! Es el coraje de enfocarnos con un claro
sentido de realidad, detener las ilusiones y fantasías. Detener la mente de su
constante extravío. Entre la conciencia y la natural realidad, la mente es el
agente de obstrucción y de confusión. Tener el coraje de plantarnos en nuestro
centro, nuestro ser concreto.. La Tierra, círculo infinito, representa el
sustento ilimitado del ser, para despertar a nuestra identidad búdica
incontaminada de las formas culturales impuestas por el medioambiente donde se
nace, se crece y educa: los prejuicios, las creencias, las tradiciones, los
antiguos paradigmas.
En
el momento de enterrar la punta de los dedos en tierra, eliminamos deseos,
temores y opiniones. Es un momento de puro mindfulness,
cuando la conciencia limpia se abre y abraza el universo tal cual es. Contemplar
el universo sin deseos, sin opiniones ni temores, es ver el universo por
primera vez. Es el momento del despertar a la budidad o pureza espiritual en
nosotros. Como Jesús despertó al Cristo en él, luego de sufrir similares
tentaciones en el desierto, y ser él el Cristo, el ser espiritual perfecto y
eterno: el ser que mantuvo su unidad centrada en el Espíritu, pese a las
turbulencias y sufrimientos externos.
La
parábola bíblica del hijo pródigo enseña que luego de muchas vueltas y
sufrimientos, él levantó sus ojos al cielo, o a la realidad divina, vio que era
el hijo bien amado del Amor. No tuvo que seguir buscando la verdad, sino dejar
de persistir en su error y ver. Despertó a su realidad divina, el ser
espiritual amado, puro y perfecto.
Cuando
Siddharta tocó la tierra se transformó y se convirtió en Buda. Cuando le
preguntaron quién era dijo que era un despierto. ¿Alguien quiere despertar?
©2016
Pietro Grieco
Buen trabajo Pietro,
ResponderEliminarmotiva a observar la mente, descansar alli,y despertar!!
GRACIAS
Bianca
Queridos Amigos!!!Hoy luego de un día bastante agotador recibo esta notificacion del blog y me senté
ResponderEliminara leerlo como así tambien el video que tenia pendiente.Por empezar debo decir que me
emocioné al verlo, a parte de una excelente actriz ,-la gatita- lo que transmiten las imágenes,ese abrazo con Pietro se siente a través de la pantalla del ordenador. me movilizó.Sin duda un broche
final al texto de hoy.Bianca muy buen trabajo de video! me encantó
GRAZIELLA
Love it! Thank you for sharing. Peace and blessings, Jan
ResponderEliminarGracias por compartir siempre tantos pensamientos positivos y que nos permiten
ResponderEliminarelevar nuestra espiritualidad un poco más..
CONCE
I have the little book on TeeTee. Darling!
ResponderEliminarMuch love, Sally
I did watch the video you sent a few weeks ago. How cute Teetee is.
ResponderEliminarJan UK