5 de mayo de 2016

CUANDO SIDDHARTA SE TRANSFORMÓ EN BUDA


Cuando Siddhartha se transformó en Buda

Siddhartha tocó tierra, se convirtió en Buda y la Tierra en Verdad.
Muchos individuos deseosos de ser iluminados, o sea budas, andan con sus anhelos celestiales leyendo todo tipo de textos, yendo a diversidad de encuentros, conferencias, retiros, centros de meditación, lugares de silencio, como de prácticas esotéricas. La pregunta es ¿por qué andan perdidos por la estratósfera de nubes rosadas y no hacen lo que transformó a Siddhartha Gautama en Buda, o sea dejarse de dar vueltas y tocar tierra?
El príncipe Siddhartha se hallaba en un momento crucial de su jornada espiritual. (Recordemos algunas de sus inquietudes: ¿Por qué hay pobres? ¿Por qué la gente enferma? ¿Por qué la gente envejece? ¿Por qué se muere? ¿Cómo se puede estar en paz en medio de las discordias?). Después de años de búsqueda infructuosa, que además, por poco lo conduce a la muerte, decidió sentarse bajo una higuera y enfrentarse con su propia mente. Con la quietud salieron a la superficie las tentaciones que cerraban su transformación. Esas tentaciones de riquezas, poder, distracciones, apatía, enojos, entretenimientos, como los placeres de la carne eran los demonios que obstruían su avance. Psicológicamente pueden expresarse en tres grupos: los deseos, los temores y las opiniones. Nosotros podemos preguntarnos: ¿qué deseos me atrapan? ¿Qué temores me impiden avanzar? Y, ¿Qué opiniones de mi mente no me dejan pensar de otra manera más libre?
Allí, bajo una higuera de la India, cuando fue abrumado por la belleza de las hijas de Mara, él hizo algo inusual: en vez de ir tras ellas, ¡tocó la tierra! Diríamos “hizo tierra” y entonces: “Eureka”. En ese instante Mara, el dios de las tentaciones, desapareció. Se desvaneció como si nunca hubiera existido. ¿Por qué? Mara, también es conocido como el Señor de los Sentidos y el Dios de la Muerte, lo cual es lógico pues son los sentidos que llevan a la muerte. Los sentidos nunca se satisfacen. Son insaciables,  siempre piden más, creando conflictos, penas y sufrimientos. Es la emancipación de los deseos que conduce a la liberación.
La Madre Tierra honrada y adorada, con distintos nombres, como una diosa en todo el planeta, fue receptiva y como una madre bondadosa, absorbió la energía negativa de esas tentaciones emocionales, físicas y mentales, dejando libre a Siddhartha. Las tentaciones no estaban afuera, estaban en su propia mente. Por ello el trabajo de salvación depende de uno mismo. Él cambió su mente, renovó su conciencia y fue un nuevo ser. Dejó de ser manipulado por su peor enemigo: ¡su propia mente!, y retornó a su ser incontaminado. Solo cuando dominamos nuestra mente dominamos la realidad. De esa forma devenimos en lo que pensamos.
Espiritualmente la tierra representa la Gran Madre de todas las formas que el mundo material puede producir, incluso formas humanas, formas animales, vegetales, minerales, sean rocas, árboles, o flores. Algunas culturas conectan con Dios a través de la Tierra, como la Pachamama en la cultura precolombina, la diosa de los habitantes de Sud América, a la que cada año las comunidades andinas le ofrecen el tributo de los primeros frutos de la temporada. Así como una expresión judaica dice que se encuentra a Dios en el rostro de las personas a nuestro alrededor, de igual manera los nativos de América veían al Gran Espíritu en cada piedra, en cada árbol, en cada animal. Porque Dios es Todo en Todo. El principio de lo existente es en todas las cosas.
Cuando conectamos con la tierra nos conectamos con nuestra fuerza básica, sobre la cual nos apoyamos, movemos y fortalecemos. Es la fuerza de la naturaleza que renueva nuestro ser. Los nativos americanos podían ver al Gran Espíritu en cada amanecer dando luz y en cada lago una sonrisa. Al contemplar más allá de la piel de extensos campos de arroz, maíz, girasol, colza o trigo comprendemos cómo nuestra existencia depende de la Madre Tierra. Adicionalmente nos da la belleza de las flores del campo, con la variedad de colores, tonos y perfumes, que nos permite trabajar en belleza; caminar en belleza y vivir en belleza.
La tierra puede recibir el impacto de meteoritos, descarga de rayos, ser sacudida por truenos, recibir la lluvia sin inmutarse, y limpiar los cielos de electricidad estática. A través de esa capacidad receptiva, restablece el balance energético, la armonía en la atmósfera y el bienestar a todos los seres. La tierra no es un montón de rocas, desiertos, montañas, ríos y mares. La tierra es sistema de vida, la manifestación de un Principio Creador que algunos llaman Dios. La Tierra fue bendecida y ha sido considerada sagrada por casi todas las civilizaciones.
Cuando Buda tocó el suelo, la Madre Tierra le hizo descargar las tensiones de los fracasos y frustraciones contenidas, así como las dudas sobre su jornada; lo liberó de las formas negativas que aun poblaban su mente. Esas formas de tentaciones (como se manifestarían en Jesús unos cinco siglos después) eran los obstáculos reales  para su percepción de la realidad espiritual. Esas formas son el producto de los sueños de la mente inmersa en la concepción fantasiosa y animal de la vida. Psicológicamente descargó sus deseos, sus temores y fundamentalmente sus opiniones o paradigmas mentales. Cuando su mente quedó limpia despertó a la realidad tal cual es.
Gandhi tuvo que enfrentarse con ellas también. Muchos de nosotros estamos hipnotizados por esas formas (expresadas en imágenes, aromas, melodías, acciones, etc.). Cuando las vemos, en vez de enfrentarlas, les damos entradas y se convierten en troyanos, que, en el mejor de los casos, esquivamos lo mejor que podemos. Satyagraha fue el nombre del procedimiento de purificación y fortalecimiento que empleó Gandhi y recomendó a sus seguidores para aplicar la no-violencia y poder alcanzar la independencia de la India. Satyagraha consistía en desarrollar el dominio sobre las ataduras a los deseos mentales y físicos. Únicamente luego de alcanzar ese dominio sobre la propia mente, se podía ir a enfrentar los demás problemas sociales, y ser vencedores. Hasta tanto sus seguidores no lograron ese dominio, él decidió no ir adelante con su movimiento de resistencia pacífica y no-violenta. O sea, para vencer la violencia externa primero hay que vencer la violencia interna. Lo mismo sucede con todos nosotros, si no vencemos nuestra violencia interna, no triunfaremos sobre las violencias externas. ¡Tenemos que ser éticamente honestos con nosotros mismos!
Tenemos que tener el coraje, como Siddhartha, Gandhi o Nelson Mandela y plantarnos en el centro de nuestro propio ser para eliminar nuestras oscuridades y para encender nuestra propia iluminación: ¡tocar la tierra! ¡Descargar las tensiones negativas a tierra! ¡Hacer tierra! Es el coraje de enfocarnos con un claro sentido de realidad, detener las ilusiones y fantasías. Detener la mente de su constante extravío. Entre la conciencia y la natural realidad, la mente es el agente de obstrucción y de confusión. Tener el coraje de plantarnos en nuestro centro, nuestro ser concreto.. La Tierra, círculo infinito, representa el sustento ilimitado del ser, para despertar a nuestra identidad búdica incontaminada de las formas culturales impuestas por el medioambiente donde se nace, se crece y educa: los prejuicios, las creencias, las tradiciones, los antiguos paradigmas.
En el momento de enterrar la punta de los dedos en tierra, eliminamos deseos, temores y opiniones. Es un momento de puro mindfulness, cuando la conciencia limpia se abre y abraza el universo tal cual es. Contemplar el universo sin deseos, sin opiniones ni temores, es ver el universo por primera vez. Es el momento del despertar a la budidad o pureza espiritual en nosotros. Como Jesús despertó al Cristo en él, luego de sufrir similares tentaciones en el desierto, y ser él el Cristo, el ser espiritual perfecto y eterno: el ser que mantuvo su unidad centrada en el Espíritu, pese a las turbulencias y sufrimientos externos.
La parábola bíblica del hijo pródigo enseña que luego de muchas vueltas y sufrimientos, él levantó sus ojos al cielo, o a la realidad divina, vio que era el hijo bien amado del Amor. No tuvo que seguir buscando la verdad, sino dejar de persistir en su error y ver. Despertó a su realidad divina, el ser espiritual amado, puro y perfecto.
Cuando Siddharta tocó la tierra se transformó y se convirtió en Buda. Cuando le preguntaron quién era dijo que era un despierto. ¿Alguien quiere despertar?
©2016 Pietro Grieco

6 comentarios:

  1. Buen trabajo Pietro,
    motiva a observar la mente, descansar alli,y despertar!!
    GRACIAS
    Bianca

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  2. Queridos Amigos!!!Hoy luego de un día bastante agotador recibo esta notificacion del blog y me senté
    a leerlo como así tambien el video que tenia pendiente.Por empezar debo decir que me
    emocioné al verlo, a parte de una excelente actriz ,-la gatita- lo que transmiten las imágenes,ese abrazo con Pietro se siente a través de la pantalla del ordenador. me movilizó.Sin duda un broche
    final al texto de hoy.Bianca muy buen trabajo de video! me encantó
    GRAZIELLA

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  3. Love it! Thank you for sharing. Peace and blessings, Jan

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  4. Gracias por compartir siempre tantos pensamientos positivos y que nos permiten
    elevar nuestra espiritualidad un poco más..
    CONCE

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  5. I have the little book on TeeTee. Darling!
    Much love, Sally

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  6. I did watch the video you sent a few weeks ago. How cute Teetee is.
    Jan UK

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