El tiempo es una convención humana. Un año puede comenzar y concluir cualquier día. En casi todos los países del mundo, según su calendario (solar, lunar o mixto), en algún momento festejan el inicio de un nuevo ciclo. Esto se debe a que cada cultura dividió el tiempo en función de las necesidades particulares, para las siembras, las cosechas, o para rituales religiosos. .
El primer calendario solar conocido fue el egipcio, constaba de 12 meses de 30 días y, para compensar, se agregaban cinco días al último mes para completar los 365. Previamente utilizaban un calendario lunar pero no era útil para predecir las inundaciones del Nilo. El año agrícola lo dividieron en tres períodos de cuatro meses: Inundación (fin del verano), siembra (fin de invierno), y cosecha (fin de primavera / verano). A su vez el principio de año se iniciaba cuando la estrella Cirio coincidía con la salida del sol. Esto es alrededor del 20 de junio, que a su vez coincidía con el inicio de las inundaciones anuales. Por estas razones se considera que el calendario egipcio tuvo como origen la agricultura. En cambio el calendario babilónico, debido al interés por la astronomía y las matemáticas fue lunar. Al igual que el año romano antiguo era lunar y tenía 10 meses. Recién en el año 46 antes de nuestra era, Julio César estableció el calendario solar, y el primero de enero como inicio del año.
La antigua China tuvo un calendario con un período de
60 años, dividido en cinco ciclos de 12 años lunares, con nombres de animales:
rata, tigre, toro, mono, etc. Esto exigía cada tres años hacer ajustes al
calendario adicionando un mes, o sea un año de trece meses. Desde el inicio del
siglo XX adoptó para las actividades civiles el calendario Gregoriano. Para
ciertas festividades conserva el original. El 19 de febrero en 2015, festejaron
el inicio del nuevo año de la cabra, el 4713; llamado Festival de Primavera,
que es la fiesta tradicional más importante. El Nuevo Año Andino, el 5523,
coincidente con el solsticio de invierno del hemisferio sur, se festejó el 21
de Junio en Tiwanaku, Bolivia. Ese día se esperó la salida del sol y se rindió
homenaje a la Pachamama (la Madre Tierra). Hay muchísimos calendarios, con los
detalles de sus historias, que los interesados pueden consultar en Internet.
En el calendario republicano francés del 1792 al 1806,
el primero de año comenzaba el 22 de setiembre, o sea durante el equinoccio de
otoño. El año se dividía en 12 meses de 30 días con tres semanas de 10 días.
1792 fue el Año Uno de la Revolución.
Napoleón lo derogó en 1806. En ese calendario, se reemplazaron las referencias
religiosas por el nombre de una planta. Por ejemplo el 28 de setiembre era
“Carote” o sea zanahoria, el 29 “Amaranthe” o sea amaranto, y el 23 de octubre
era “Celeri” o sea apio. La gente, acostumbrada a utilizar el santoral para
asignar el nombre a los recién nacidos, encontró dudas. ¿Quién querría llamar a
su hizo “nabo”, “patata” o “calabaza”? Tenía buenas razones para fracasar.
¿Cómo se define un año? ¿Por una estación; una inundación; el aparecimiento de una estrella; un solsticio determinado; o la fecha del inicio de un nuevo rey o faraón? Se llama año al ciclo en que la tierra hace un giro alrededor del sol: aproximadamente 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Por esta razón en occidente tenemos años de 365 días y otros, para ajustar las fracciones de 366, o sea los años bisiestos.
Hace días, de acuerdo con el calendario Gregoriano, se
festejó la llegada del año 2016. Ahora
bien, considerando que la tierra se formó hace más de 4.500 millones de años,
¿por qué 2016? Veamos un poco de historia.
Los primitivos habitantes del
planeta comprendieron la importancia de la luz solar para el crecimiento de las
plantas, la fertilidad y las cosechas. Cuando esa luz menguaba era motivo de
temor y un peligro de muerte. Al contrario, cuando los días eran más extensos
era motivo de alegría pues implicaba renacimiento y renovación en la
naturaleza. Por ello se hacían fiestas, rituales, y celebraciones.
En Roma el período más oscuro del año y el inicio de un nuevo período de luz coincidía con el solsticio de invierno. Estas fiestas en la época romana eran llamadas Saturnalias, en honor al dios Saturno. Se realizaban del 17 al 23 de diciembre con velas y antorchas. Es probable que estas fiestas se celebraran desde antes de la era romana al finalizar los trabajo de campo, cuando campesinos y esclavos domésticos quedaban libres de tareas. Para ello se hacían banquetes e intercambiaban regalos. Esta especie de navidad y carnaval al unísono, o sea algo sagrado y divertido, según el poeta Cátulo “era el mejor de los días”.
En Roma el período más oscuro del año y el inicio de un nuevo período de luz coincidía con el solsticio de invierno. Estas fiestas en la época romana eran llamadas Saturnalias, en honor al dios Saturno. Se realizaban del 17 al 23 de diciembre con velas y antorchas. Es probable que estas fiestas se celebraran desde antes de la era romana al finalizar los trabajo de campo, cuando campesinos y esclavos domésticos quedaban libres de tareas. Para ello se hacían banquetes e intercambiaban regalos. Esta especie de navidad y carnaval al unísono, o sea algo sagrado y divertido, según el poeta Cátulo “era el mejor de los días”.
La iglesia cristiana catalogaba a
dicha fiesta de “pagana” y cuando tuvo el poder, durante el siglo IV, la
reemplazó con una nueva llamada “Navidad”. La misma debía festejar el
nacimiento de Jesucristo, que lógicamente no ocurrió en el mes de diciembre. De
esta forma llegamos a la respuesta de ¿por qué festejamos el año 2016?, porque
la tierra giró aproximadamente 2016
veces alrededor del sol desde el nacimiento de Jesús.
El calendario tradicional chino no designa meses y
años corridos en forma indefinida, sino que el nombre de cada año se determina
mediante una relación celeste con otra terrena. Este sistema se renueva cada sesenta
años y se vuelve a contar de nuevo. ¿Ustedes han notado que a los orientales
nunca se les nota la edad? Ahora ya lo saben o lo intuyen, el tiempo corre
diferente para ellos. El año judío registra más años pues comienza a contar
desde mucho antes de la era cristiana. En cambio, el islámico menos, menos años
que el gregoriano pues comienza a contar desde la Héjira, o sea el año 622. Cada
cultura festeja el inicio de un nuevo giro de la tierra según su historia.
¿Ahora bien qué importancia posee el tiempo para las personas?
El calendario sugiere que las personas viven dentro
del tiempo, sujetas y gobernadas por años, meses, días y horas. Parecería que
nuestra misma vida, se desenvuelve atrapada en el tiempo. Cada calendario
hace vivir un concepto de realidad diferente. La forma que afecta a las
personas es desigual. Los egipcios vivían el tiempo de acuerdo a las inundaciones
del rio Nilo. De ellas dependía su alimentación. A los incas y a otras
civilizaciones les angustiaba que no saliera el sol, por eso sacrificaban doncellas
al dios Inti (el sol) para que no se olvidara de regresar. Algunos viven el
tiempo en forma lineal, como una flecha, para otros es circular, como las
estaciones. Otras viven como si el tiempo no existiera.
Para Navidad visité a mis familiares en el sur de Italia. Fui agasajado con mucho amor y abundante comida. Al mismo tiempo descubrí un interés por saber la edad, y de acuerdo con ella se forman un concepto de las personas. Entre los jóvenes vi más libertad de pensamiento y un interés por nuevos conocimientos.
Los coreanos cuando conocen una nueva persona, lo primero es saber la edad. A partir de ese momento la de menor edad, se dirige a la otra con el respeto de “hermana” o “hermano mayor”. O sea el tiempo establece relaciones jerárquicas. En occidente se ha perdido un poco el respeto a la edad, cosa que no sucede en China. La edad se la relaciona con la sabiduría. En el mundo anglosajón “time is money”, o sea el “tiempo es oro”, o dinero. Esto hace que cada segundo que pasa se lo computa como una pérdida, es una forma de angustia y stress. Para recuperarse de la pérdida y restablecer la armonía ¡van a “gastar tiempo” con algún terapeuta!
Esto es paradójico, como la pregunta a un monje zen
sobre cómo era la salvación en el budismo. Recuerdo a ese monje rascarse la
cabeza, finalmente con perplejidad preguntó “¿Salvarse de qué?” Un estudioso,
presente en la reunión, explicó que en el catolicismo los humanos nacen en
pecado por haber caído del estado de gracia, y únicamente pueden salvarse a
través de Cristo. El monje reflexionó, “Vaya, una teología que primero genera
la creencia de un problema, para luego buscarle la solución mediante otra
creencia.” Lo mismo sucede con las creencias sobre el tiempo: ¡los calendarios
son creaciones humanas! He explicado en varios blogs que el tiempo no existe
como un objeto u entidad, lo que existe es la concepción que tengamos de él.
Para liberarnos del tiempo, Robert Grudin sugiere reconciliarnos con la interioridad del mismo. Terminar la guerra en la cual hemos visto al tiempo pasarnos, erosionarnos, alienarnos. Como afirmé en otro blog: “la concepción espiritual nos libera de la esclavitud del tiempo sujeto a coordenadas espaciales, y nos abre la posibilidad de vivir un día como mil años y mil años como un día”. Podemos renovarnos y rejuvenecer.
Robert Grudin en su libro Time and the Art of Living (El tiempo y el arte de vivir) dice: "El individuo feliz es capaz de renovarse diariamente y con total conciencia a través de todas las expresiones básicas de la identidad humana: el trabajo, el amor, la comunicación, el juego y el descanso". (The happy individual is able to renew daily and with full consciousness all the basic expressions of human identity: work, love, communication, play, and rest.)
Ver el Blog publicado en febrero de 2014, “VIVIR EN EL PODER DEL AHORA O EN EL PODER DE MAÑANA - II Parte
Estudios psicológicos recomiendan cultivar la alegría para superar aspectos temporales. Se asigna a la alegría una actitud rejuvenecedora. La alegría es la luz del espíritu que expande nuestra conciencia y enaltece nuestra existencia. Sugiero el descubrimiento de nuevas ideas, de nuevas bellezas, la inspiración de la poética, la actitud de bondad y misericordia, la gratitud ante la vida.
No olvidemos que J. Keats decía en su famoso poema: “A thing of beauty is a joy forever”, “una cosa bella es una alegría para siempre”.
A thing of beauty is a joy forever
Its loveliness increases; it will never
Pass into nothingness; but still will keep
A bower quiet for us, and a sleep
Full of sweet dreams, and health, and quiet breathing.
Verlo completo (http://www.online-literature.com/keats/463/)
Espiritualmente podemos liberarnos de las imposiciones del tiempo mediante el libre albedrío, la imaginación creadora, la meditación, la oración, la libre voluntad, la contemplación y la armonía del ser. Desde el punto de vista espiritual ¿cómo debemos festejar la renovación de la vida, la renovación de una ampliación de la luz en nuestra existencia y el renacimiento?
Filosóficamente no es necesario esperar al fin o al inicio de un año para renovarse y purificarse. Todos los días al beber de la fuente del Espíritu, nos purificamos y renovamos.
¡Feliz año! ¡Feliz cada nuevo minuto de vida!
© 2016 Pietro Grieco