Dentro de la cultura espiritual de la Polinesia el
Ho’oponopono ha sido el concepto más conocido. mientras que La oración de la muerte, ha sido el secreto mejor guardado. El Ho’oponopono es un procedimiento
para armonizar las relaciones entre personas. Consiste en perdonar,
desprenderse de la discordia, pedir perdón, y seguir adelante. Las personas
aprender a decir: “Te amo, lo lamento, por favor perdóname”. Estos conceptos
repetidos como un mantra producen una acción purificadora en las relaciones
sociales, que se refleja como actitudes afables en la vida diaria. Los que
visitan las islas de Hawaii pueden apreciarlo en su música, en sus danzas y en
el mismo saludo “Aloha”, que es un Amén a todo lo bueno y gozoso de la vida.
Deseo aclarar de entrada que la oración de la muerte, desarrollada en Polinesia, no tiene nada que ver con el vudú, la magia negra, el satanismo u otras prácticas para dañar o atemorizar a personas.
Por ejemplo, el vudú es una religión afroamericana (mezcla animismo con el cristianismo), formada en Haití, que posee variaciones en centro y sud-américa). Esta creencia, mediante la representación de personas (sea en imágenes o de objetos —muñecos o fetiches—) a los que se les clava alfileres, considera que lo que se le hace al fetiche, martirizará también a la persona representada. La oración de la muerte no tiene relación alguna con estos procedimientos.
La oración ha sido el procedimiento utilizado por millones de seres humanos religiosos o no, con diversas diferencias en agnósticos y ateos, para obtener mentalmente ciertos resultados positivos. En la mayoría de las religiones conocidas desear hacer daño o la muerte de otro ser humano, ya es un pecado en sí mismo. Por ello desear hacer daño mediante intencionalidad mental ha formado parte de la magia y no de la religión. Veamos cómo funciona la oración en la tradición kahuna.
La
llamada “oración de la muerte” de los kahunas en Hawaii y el resto de la
Polinesia forma parte de la cultura y tiene una función muy particular. El
conocimiento de esta práctica en occidente, se debe a las investigaciones a
principios del siglo XX, que el psicólogo Max Freedom Long, hizo conocer
mediante su libro: “The Secret Science
Behind Miracles: Unveiling the Huna tradition of the Ancient Polynesians” (Para consulta utilicé la
edición número 17 de l988, De Vorss & Company, Marina del Rey, CA.) Uno de los aspectos más interesantes de esta
cultura es considerar que cada individuo posee dos almas y no una. Freedom Long comenta como los primeros
religiosos europeos —llegados a la Polinesia— calificaron a esta creencia de
los nativos, de ignorante herejía. Pero la psicología, que trata de entender
sin discriminar, utiliza un lenguaje distinto para comprender y decir lo mismo:
los individuos poseen dos estados mentales: un estado subconsciente y otro
estado consciente.
En
esta oración se moviliza la fuerza vital y el procedimiento puede ser muy
complejo. Pues el Kahuna (una especie de Chaman), para poder realizar esta
oración debe de haber recibido la instrucción y todo el conocimiento de un
antepasado Kahuna. Con esto se evita y elimina a personas no preparadas, para
utilizar este procedimiento. La parte o espíritu subconsciente es llamada unihipili y el espíritu consciente es
llamado uhane. Una característica es
que ambos espíritus tienen sus habilidades mentales particulares. La parte
subconsciente o unihipili, con
capacidad de memoria puede recordar, pero con capacidad muy limitada de pensar.
En cambio el alma uhane, puede pensar
pero no puede recordar ciertas ideas, después de haberlas utilizado desaparecen
de su foco de atención. Por ello las “dos almas” dependen una de la otra.
Veamos
cómo funciona. Aquí reproduzco lo que dice Freedom Long: “
El subconsciente acepta y reacciona a la sugestión
hipnótica — o tratamiento mesmérico—. El espíritu consciente no puede ser
hipnotizado. Bajo la influencia de la sugestión, el subconsciente, siendo ilógico
en gran medida, aceptará y reaccionará incluso a las más absurdas sugestiones.
En las actuaciones teatrales basadas en demostraciones hipnóticas, a las
personas se les puede hacer creer los hechos más absurdos acerca de ellas
mismas, y eso divierte a la audiencia (82).
Lo
que intenta hacer el Kahuna es ordenar a uno, o varios espíritus, a
introducirse en el cuerpo de la víctima para quien se realiza la “oración de la muerte”. Lo que hacen estos espíritus, una vez
introducidos en el cuerpo ajeno es tomar la fuerza vital. Esto es lo que sigue.
Cuando las fuerzas vitales de la víctima son extraídas
de los pies, una especie de adormecimiento se apodera de ellos. Ese
adormecimiento crece gradualmente en un período de tres días para llegar a las
rodillas, y finalmente al plexo solar o al corazón, momento en que la víctima
muere (86).
Esto
que parece increíble, Max Freedom Long detalla que durante varios años que estuvo en Honolulu, lo verificó con médicos
del Queen’s Hospital. No pasaba un año sin que por lo menos un desafortunado
muriera por la oración de la muerte.
Pese a todos los esfuerzos realizados por los médicos, quienes podían reconocer
los síntomas pero no la cura. La sugestión hipnótica era muy potente.
¿Cómo
es que operaba la sugestión? Pues a través de la culpa de la víctima. Nunca se utilizaba la oración de muerte, sea en
forma directa o por pedido de una tercera persona, para atacar a alguien
inocente, pues podía tener consecuencias catastróficas para quien lo intentara.
Veamos:
La muerte de una persona mediante la magia pensada por
los kahunas dependía de si la víctima tuviera o no un profundo sentido de
culpa, provocado por los daños realizados a otros. Tal sentido de culpa (o complejo)
hacía el ataque a un unihipili o
espíritu subconsciente exitoso (96/97).
Debemos
aclarar que los kahunas también eran sanadores, y utilizaban el mismo
conocimiento sobre los dos espíritus humanos mencionados y un tercero o súper
espíritu, que ayudaba a los otros dos. Digamos que la fuerza vital poseía tres
niveles: mana, o de bajo voltaje,
utilizada para el espíritu subconsciente; la mana-mana utilizada para el espíritu consciente, como “voluntad” o
fuerza hipnótica. Y finalmente la mana-loa
o de alto voltaje o energía fortísima, que era utilizada solamente por
espíritus súper-conscientes, asociado a los otros dos. Investigaciones actuales, con sensores
colocados sobre la cabeza, reconocen la fuerza de impulsos eléctricos del
cerebro. Freedom Long llama a la tercera fuerza, la súper poderosa, como una
fuerza que actúa como un ángel de la guardia.
De los
casos mencionados en el texto de Freedom Long, queda claro que las víctimas
eran y admitían su culpabilidad. El gran secreto de los kahunas era su
conocimiento de la culpa. La
salvación era posible si, inmediatamente, dejaban de cometer su maldad y en caso de ser extranjeros (si habían abusado
de una joven o cometido un robo) se iban de las islas.
El
médico e investigador Larry Dossey (Healing Words: The power of
prayer and the practice of medicine, Harper San Francisco, p. 153 / 4) sostiene que los kahunas son los “Guardadores
del secreto” y, la oración de la muerte
tenía una función redentora de gran valor social. Considera a los kahunas psicólogos
pre-científicos.
Reproduce a Freedom Long:
Reproduce a Freedom Long:
Los Kahunas enseñaban… a la gente vivir sin dañar a
otros. Aquellos que voluntariamente dañaban a otros eran considerados
merecedores de la muerte, y frecuentemente castigados con la oración de la
muerte. Fue el medio a través del cual se desarrolló en la Polinesia la gente
más amigable de todo el mundo. Todos los primeros exploradores se maravillaban
ante esta cualidad y la mencionaban en todos sus escritos sin excepción (154).
Como
vemos la llamada oración de la muerte fue parte del desarrollo de sociedades
isleñas en el Pacífico, para controlar y en casos extremos eliminar las
personas que cometían malas acciones, o
sea era parte del sistema de justicia natural. Todo sistema viviente se
defiende de elementos agresivos y trata de eliminarlos. Mientras que con el Ho’oponopono era el mecanismo para producir una constante
armonización y, con ello, suavizaban las relaciones humanas y animales en esas
comunidades, con la oración de la muerte expulsaban del cuerpo social los
elementos dañinos no dispuestos a salvarse. El procedimiento no era agresivo
pues mediante una parálisis progresiva producían la muerte del individuo.
Los
admiradores de los kahunas llegan a sostener que el conocimiento profundo de su
sistema podría cambiar al mundo.
Mantener un contexto espiritual saludable,
moral y éticamente responsable produjo una civilización que, los que han
visitado las islas consideran que es lo más próximo al cielo o al paraíso en la
tierra.
©2015
Pietro Grieco