En los retiros que tuve la dicha de conducir en Lake San
Marcos, California,
durante el mes de marzo, los participantes compartieron, de corazón a corazón, conceptos y experiencia sobre la cura espiritual y el amor como energía de la vida.
Los retiros espirituales sirven para ganar entendimiento, inspiración, y elevación espiritual. La atmósfera de amor y empatía ayudan a compartir prácticas de vida, las que generan una sinergia que vitaliza a todos los asistentes. Siempre salgo bendecido de esas reuniones gozosas para el alma.
También pude escuchar algunas historias conmovedoras.
Esta es una de esas historias relatadas. Se refiere a
una persona que, en estado de desesperación, intentó poner fin a su vida.
“Déjenme matarme”. “Déjenme matarme”, era la demanda
de una mujer frustrada, que intentó suicidarse tirándose a las vías del
ferrocarril. El conductor logró frenar el tren y no la mató. De inmediato se
arremolinaron un grupo de personas para rescatarla de las vías. Ella reiteraba
su queja: “Ni siquiera puedo matarme; déjenme suicidarme en paz”. El suicidio
es, en general, un acto violento contra la propia vida. Esta persona había
llegado a la conclusión de poder hacerlo en paz, luego de dos fracaso
anteriores. Esto sucedió cerca de San
Marcos, en la estación Encinitas, en el sur de California.
De la estación llevaron a la señora suicida, a un
salón de lectura y venta de literatura, cercano, sobre la “Histórica ruta 101”.
Que, vaya casualidad, correspondía a la religión de la ciencia cristiana, cuyo
énfasis es la cura espiritual. Allí la animaron y pudieron escuchar su dramática
historia. Había pasado veinte años en prisión, pues había matado a su marido
cuando lo descubrió violando a su hija. Luego de dos décadas, pensaba reencontrarse
con su hija, pero, lamentablemente, se había suicidado. Fue a un centro de
acogida para gente sin recursos. Cuando terminó de bañarse y fue a buscar su
ropa, descubrió que se la habían robado. Literalmente había quedado sola y
desnuda en el mundo. Le dieron una bata para cubrirse. Agobiada y sin esperanza
pensó que, en esas circunstancias, quitarse la vida era su mejor opción.
Es claro que, pretender suicidarse en Encinitas no es
algo simple, pues en esta localidad Paramahansa Yogananda escribió su “Autobiografía de un Yogui”; también
donde estableció su templo de cúpula dorada,
con vista al océano Pacífico y
trasmitió sus enseñanzas a buena cantidad de seguidores. De esta conjunción
surgió una áurea de espiritualidad y vida, que impregna la zona. El templo ya
no está, pero sí están los famosos y bellos “Jardines de Meditación”, así como
un centro de retiros y otro templo. Conozco personas que se han ido a vivir en
sus alrededores, pues, según ellas, perciben una vibración vital que inspira
una existencia más armoniosa, pura y elevada.
Volviendo a nuestra suicida fracasada. Abrumada por sentimientos
negativos de abandono, temor, enfermedad y carencias los que la condujeron a intentar una acción drástica para poner fin a
su vida. Fue en esos momentos, cuando parecía perdida y sin esperanzas que
encontró seres espirituales que la rescataron como ángeles. Fueron individuos
que, como buenos samaritanos, supieron escucharla con compasión. Entre ellos,
el encargado del día de esa sala de lectura. Ese hombre, luego de oír de sus
carencias, le dijo que ella tenía la misma talla que su esposa. Por lo que le
pidió que lo esperara. Cruzó la ruta
101, entró a un negocio y le compró ropa, incluyendo un par de corpiños, de la
medida de su esposa. Otras personas la animaron y prometieron que, además de la
ropa, le conseguirían otros elementos para que pudiera salir adelante, sin
importar su edad, ni la situación en la que se encontraba. Primero le facilitaron
un lugar en un centro para personas sin hogar y, posteriormente, obtuvo un
lugar donde vivir. A partir de allí, con oración y lecturas inspiradas reinició
su vida.
Todos nosotros podemos pasar por situaciones
desesperadas, que nos enfrentan a estados de pensamientos destructivos, por no
ver otra salida. Por ello es importante desarrollar nuestra capacidad de
transformación espiritual. Aunque el mundo esté convulsionado, si podemos tener
nuestra mente en paz, podremos decidir correctamente. No importa la situación
adversa que atravesamos, pues ellas se presentan todo el tiempo. Lo que importa
es que, con una conciencia elevada, se logra transformar la adversidad en
comprensión y alegría.
Una técnica simple, cuando estamos por explotar por
una situación adversa sea en medio de una autopista, una oficina pública o una discusión
de cualquier tipo, consiste es repetir tras veces el siguiente ejercicio.
Técnica: Respiramos profundamente hasta llenar nuestro bajo vientre y luego el
pecho, sostenemos dos segundos y largamos el aire por la boca, con todas
nuestras fuerzas. Tiene que sonar como una explosión. Lo repetimos tres veces.
El mismo produce una descarga de tensiones inmediata. Esto es mejor que decir
malas palabras, insultar a otra persona, o maldecir a los dioses.
Otra técnica también muy simple, de cuatro segundos, consiste
en tomar un solo concepto en el cual fijar nuestra mente. Puede ser: amor,
compasión, belleza, un animalito, una flor. La mente debe estar fija para
evitar distracciones. Todo es en base a cuatro pasos.
Técnica: Respirar con el bajo vientre, contando cuatro
segundos; luego respirar con el pecho otros cuatro segundos; sostener el aire,
cuatro segundos (este paso es muy importante para hacer llegar el oxígeno a
todo el cuerpo); luego largar el aire del pecho en cuatro segundos, a
continuación (y siempre con le mente fija en ese solo punto o concepto), largar
el aire del estómago, contando hasta cuatro.
Descansar cuatro segundos, y reiniciar el ejercicio. Repetirlo ocho veces. No hay que llegar a
encolerizarse, o sentir que con el enojo las pulsaciones van a hacer explotar
nuestro corazón. Tampoco tomar determinaciones drásticas como el caso relatado
previamente.
Incluso cuando no es algo extremo, sino la simple
creencia de que hemos acumulado años, podemos aplicar lo que dijo Vincent Norman Peale *, el fundador de
la psicología positiva, “Live your life
and forget your years”.
O sea,
Vive tu vida y olvida tus años
O sea,
Vive tu vida y olvida tus años
Esto es posible al desarrollarnos desde el centro de nuestro ser, dejar de lado las tristezas y vivir la vida con alegría. La meditación es básica para ello.
Cada uno de nosotros posee una cisterna infinita de ser que ignoramos. Los retiros nos ayudan a descubrir y descubrirnos.
Mi gratitud a
los participantes de los retiros, como a los que mandan sus comentarios al blog.
Todos reciban mi cariño e infinitas bendiciones.
pietrogrieco.net
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©Pietro Grieco 2015